A colar.


Se oye un grito, un gemido,
un himno en construcción
con estrofas de grava y de cemento,
con versos de arena,
cuartetos de varilla corrugada,
bajo el ritmo sonoro de las palas,
una tras otra...
las hila el poeta
que mide su gran obra con flexómetro
Y la termina con una metáfora de yeso.

El andamio es un amigo,
la plomada su guía,
con cuchara y un block
ha hecho una oda,
con martillo algo más que una sonata.

He olvidado referirme al poeta,
que construye su obra silencioso,
ese poeta no tiene sindicato,
ni bufete, ni universidad que lo defienda,
(más que la vida,
si es que se le puede llamar Universidad.).

Lo anterior no tiene,
pero tiene algo peor, casi monstruoso,
algo que ha diario lo aplasta, lo aniquila,
lé extrae sus recursos;
y lo están acabando...
¿Quién? Es mi pregunta;
los patrones...
es mi triste y sepulcra respuesta.

(Anónimo)

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